La movilización ejemplar del pueblo catalán, de la juventud y de los
trabajadores contra la embestida franquista del gobierno del PP y del
Estado, supone un punto de inflexión en la lucha de clases del Estado
español. Como no se veía desde las jornadas del 15-M, la acción directa
de las masas en Catalunya se ha transformado en un desafío que está
desbordando y frustrando todos los planes represivos del gobierno.
Exigiendo algo tan básico como el respeto al derecho a decidir, la
juventud y la mayoría de la población catalana están desnudando el
fraude de la democracia burguesa, de sus instituciones y representantes.
Como anteriormente lo hizo el 15-M, el régimen de 78 muestra a las
claras sus taras autoritarias heredadas de la dictadura, su carácter
antidemocrático y de clase. Negando a Catalunya su reconocimiento como
nación, los que nunca renunciaron a la España una, grande y libre, se
disponen a emplear, con mayor intensidad si cabe, la fuerza represiva de
miles de policías y guardias civiles para impedir la votación de este
domingo y amordazar a todo un pueblo.
El PP, completamente desacreditado en Catalunya, sin capacidad de
movilizar una masa crítica en el resto del Estado a favor de sus tesis
belicosas y reaccionarias, intentando insuflar un discurso
nacional-españolista que repele a la inmensa mayoría de la población,
puede cometer un error de cálculo al intentar doblegar la resistencia
del pueblo de Catalunya mediante la violencia policial. Un Estado y un
gobierno que tiene que recurrir a la represión masiva para intentar
contener un movimiento de masas de esta naturaleza, no sólo demuestra su
debilidad sino su falta absoluta de legitimidad.
Si este domingo 1 de octubre se produce en Barcelona y otras
localidades catalanas lo que tanto anhelan numerosos sectores de la
reacción, esto es, una intervención a sangre y fuego de los 16.000
efectivos policiales desplazados, la respuesta de millones de jóvenes y
trabajadores catalanes puede ser contundente, no sólo en forma de una
resistencia masiva a la violencia, sino también confiriendo a la
movilización profundidad y métodos de clase. La convocatoria de una gran
huelga general se haría inevitable, y esta huelga, que sería
contundente y tendría un seguimiento multitudinario, podría extenderse
por días.
Estamos asistiendo a hechos históricos. La huelga general estudiantil
del jueves 28 de septiembre, convocada por el Sindicat d’Estudiants y
otras organizaciones juveniles de izquierdas, fue un éxito rotundo.
150.000 estudiantes colapsaron el centro de Barcelona, y decenas de
miles más se manifestaron en numerosas localidades. Este movimiento de
la juventud refleja el potencial revolucionario de la situación actual
en Catalunya. Por eso es tan importante que la clase obrera de manera
organizada entre en la escena y ponga su sello en los acontecimientos.
El desprecio del PP por los derechos democráticos nacionales de
Catalunya ha quedado de sobra demostrado. Las detenciones, la censura
informativa, la anulación en la práctica de la autonomía catalana, el
estado de excepción impuesto en los hechos, se combina con vídeos
incendiarios, concentraciones a la puerta de los cuarteles de la Guardia
Civil jaleando con consignas fascistas la salida de efectivos, o
declaraciones como la que hoy mismo hacía Xavier García Albiol,
presidente del PP en Catalunya, comparando las urnas de referéndum con
“el cubo de la ropa sucia que tiene mi mujer en casa”. Todos estos
hechos hacen aún más vergonzosa la capitulación de la dirección del
PSOE, que ha preferido tejer una santa alianza con los herederos del
franquismo antes que reconocer el derecho a decidir del pueblo de
Catalunya.
Desde Izquierda Revolucionaria queremos manifestar nuevamente nuestro
compromiso con la lucha del pueblo catalán por sus derechos
democrático-nacionales, y llamamos a la participación masiva en las
urnas este 1 de octubre, votando a favor de la república catalana como
una forma de golpear al régimen capitalista español y a su Estado
centralista, como una herramienta para alentar la lucha de clases por la
república socialista catalana y contra las políticas de austeridad y
los recortes, como un paso adelante para la derrota del PP y la salida
inmediata de la derecha catalanista del PDeCAT del Govern.
Es la hora de levantar una alternativa de clase, internacionalista y
revolucionaria, que no se subordine a la burguesía nacionalista de
Catalunya ni a sus expresiones políticas, que ya están dando muestras de
sus vacilaciones y sus deseos de negociar una salida con el gobierno
central traicionando las aspiraciones del pueblo. Una alternativa de
izquierdas consecuente, que impulse la unidad de los trabajadores y la
juventud de Catalunya con sus hermanos de clase del Estado español, en
una misma lucha común por el socialismo. Acabar con la opresión nacional
de Catalunya, de Euskal Herria, de Galiza, sólo podrá hacerse realidad
en esta época de decadencia imperialista, si va unida firmemente a la
lucha por la transformación socialista de la sociedad y el derrocamiento
del capitalismo.