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sábado, 13 de agosto de 2016

La Otra Memoria Histórica. 40 años del Sindicato de Obreros del Campo. El sueño de la tierra


El SAT representa la segunda juventud del SOC, a sus 40 años de vida
Artículo de Francisco Ruíz, secretario nacional de campañas del SAT

El 1 de agosto de 1976 se celebró la asamblea fundacional del SOC. Se formalizaba así el “sindicato de los jornaleros” que se había fraguado años antes mediante las Comisiones de Jornaleros en distintos pueblos de la geografía andaluza. Fue el primer sindicato en legalizarse en Andalucía, y su actividad desde la transición ha sido siempre determinante en los movimientos políticos y sociales de la izquierda andaluza.

Su nacimiento fue impulsado por el Partido de los Trabajadores de Andalucía (PTA) aunque en su seno encontramos cuatro patas ideológicas: El comunismo, especialmente el maoísmo entendido desde una visión andaluza; El socialismo cristiano, fundamentado en la teología de la liberación (con fuerte vinculación a América Latina); el anarquismo vinculado al medio rural; y el soberanismo andaluz, que engloba numerosas vertientes: nacionalismo cultural de izquierda, movimiento de liberación nacional frente al colonialismo, independentismo andaluz, federalismo…

Estas cuatro patas ideológicas muchas veces se encuentran vinculadas entre sí, es decir: El nacionalismo andaluz se entiende, desde el SOC, que solamente puede ser de izquierdas: Ya que va vinculado a la tierra y el enemigo en común, el terrateniente, actúa en clave españolista. Por tanto, el socialismo andaluz, concretamente el maoísmo andaluz que representaba el PTA y que sigue presente en las luchas de la CUT, del SAT y de otros movimientos del medio rural andaluz, siempre tienen una vinculación con el soberanismo andaluz. De igual manera, la forma de entender la religiosidad en los campos de Andalucía, al igual que pasa en América Latina, tienen una vinculación fuerte con las dos anteriores visiones, y no en vano “curas obreros” (o mejor, “curas jornaleros”) fueron impulsores y dirigentes del Sindicato. Por último, la tradición anarquista de los movimientos sociales del medio rural andaluz sigue muy vigente en la forma de vida de la población jornalera, que entiende el poder como la forma de opresión que cada día le explota en el campo por un salario de miseria o le deja parado en la miseria sin trabajo.
 
Cada persona dentro del SAT experimenta estas cuatro patas ideológicas en mayor o menor medida; Con mayor o menor grado de conciencia sobre ello. Hoy en día, la mayoría de la militancia del SAT tiene vinculaciones políticas. La CUT sigue siendo determinante, aunque la pluralidad del sindicato es tal que va desde Asamblea de Andalucía, a IU o Podemos, pasando por el independentismo andaluz minoritario y una notable presencia del anarquismo. Además, entre la juventud destaca un nutrido grupo de activistas de la organización Jaleo!!! que, desde 2010, van cogiendo fuerza internamente, al estar siempre en primera línea de acción. Lo que es indudable es que la influencia política del SAT en Andalucía sobrepasa a la influencia que tuvo el SOC en su día, que no fue poca. Si bien en los años 90 el SOC y sobre todo la CUT tuvieron alguna influencia y cargos políticos dirigentes en la Izquierda Unida de Luis Carlos Rejón, y llegó a tener de parlamentario a Sánchez Gordillo en varias legislaturas y posteriormente a Álvaro García, hoy en día hay más cargos públicos del SAT, no sólo en ayuntamientos y diputaciones, sino dos parlamentarias andaluzas (Mari García y Libertad Benítez) y un diputado en cortes, Diego Cañamero. Resaltamos a estas tres personas, si bien hay más personas afiliadas al SAT con cargo público pero no son o han sido represntantes públicos del mismo. Aunque, como hemos dicho antes, el SAT es un sindicato plural y estas personas no representan sino a los partidos políticos a los que pertenecen.

Las luchas del SOC han forjado algo que cuarenta años de franquismo casi borran de la memoria: El orgullo de los y las jornaleras; La clase obrera del medio rural. Cada lucha, cada reivindicación, cada ocupación de fincas, cada corte de carreteras, cada huelga en el tajo, cada expropiación… cada acción directa, siempre entendida como no-violencia activa (es decir, sin causar daños personales) y acompañada de sus reivindicaciones históricas, ha sido clave para la resistencia heróica que el medio rural andaluz ha tenido para no desaparecer del mapa, como ha pasado en otros territorios y naciones en el estado español. Si entendemos que el PER no es la solución a un mundo rural cada vez más injusto, sí debemos comprender que si no hubiera existido esa subvención el medio rural andaluz no sería hoy el que es, y la emigración habría desertificado nuestros pequeños pueblos y agro-ciudades. De la misma forma no se entendería de igual forma la lucha por la tierra: ¿Qué sería del medio rural andaluz sin una reivindicación como la de “Andalucía entera como Marinaleda”?

Históricamente, el SOC ha buscado la unión del conjunto del pueblo trabajador andaluz. Aunque en sus inicios el SOC estuvo vinculado al Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT – 1979) y a la CSUT, con la desaparición del Partido de los Traajadores (PTA) quedó aislado en el medio rural. Fue ya a finales del siglo XX, cuando se dan pasos hacia lo que posteriormente daría lugar al SAT. A mediados de los ’90 se constituye la Mesa por la Intersindical Andaluza, que comprendía entre otros al SOC, a USTEA, al Sindicato Unitario (con presencia en Huelva) y al SUAT (con presencia sobre todo en la provincia de Málaga).

Ya en 1995 Gabi Lima exponía algunas dudas sobre la consolidación del “Proyecto de Sindicato Andaluz”. Este dirigente del SUAT y miembro de Nación Andaluza fue asesinado en extrañas circunstancias que nunca fueron investigadas, en su Marbella natal y siendo uno de los más aférrimos luchadores contra la mafia y la corrupción en la Costa del Sol, llegando a tener fuerte presencia en el Comité de Empresa del Ayuntamiento de Marbella en la época de GIL. En un artículo de ese año, Gabi Lima ya dejaba entrever que CGT y SU no acabarían cuajando en un proyecto sindicalista de unidad, y mostraba sus dudas sobre USTEA. No se equivocó mucho: CGT ni siquiera llegó a entrar en la Mesa por la Intersindical Andaluza, y el SU y USTEA no llegaron a integrarse en el SAT en 2007, si bien USTEA tuvo un fuerte debate al respecto y hoy en día tiene nexos de unión con el SAT. El SUAT se disolvió tras la muerte de Gabi Lima en 2002, aunque la mayoría de sus integrantes acabaron entrando en el SAT.

Ya en la época de la Mesa por la Intersindical Andaluza, el SOC pasó a denominarse Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural de Andalucía (SOC-MRA). Y aunque la Intersindical no cuajó, en el SOC ya se tenía en cuenta que el futuro del sindicalismo andaluz pasaría por la unificación de luchas de los trabajadores, más allá del campo. Así, en su congreso de 2005 en Mollina se aprobaron las bases para caminar hacia un Sindicato Andaluz de Trabajadores que culminaría en la Asamblea Constituyente de 2007, donde el SOC y otros sindicatos unieron voluntades para conformar el S.A.T.

Desde 2007 la acción directa y el paulatino aumento de la presencia del Sindicato en las ciudades han ido evolucionando de manera singular, y sin dejar de crecer en ningún momento. El SAT tenía una ventaja añadida, y es que desde la crisis que comenzó en este mismo 2007 el proceso de “jornalerización” de la clase obrera urbana fue creciendo hasta la precariedad que vivimos hoy en día, donde el 90% de los contratos son temporales y un gran porcentaje de contratos son a tiempo parcial o de una duración inferior a un mes (incluso inferior a una semana). Pasamos así, sobre todo la juventud, a ir “de tajo en tajo” con la indefensión que aquello conlleva; Más aún si tenemos en cuenta las dos reformas laborales que aprobaron PSOE primero y PP después. Así, mientras el sindicalismo tradicional, relacionado con CCOO y UGT, iba perdiendo influencia por sus formas de trabajo, sus nulas reivindicaciones y por la corrupción interna, el SAT iba consolidándose como un sindicato de jornaleros, del campo y de la ciudad. Pero además de eso, y sobre todo a partir del I Congreso del SAT en diciembre de 2011, el crecimiento de representación sindical en las empresas por parte del SAT fue en aumento constante. Sevilla y Granada fueron las pioneras, hasta el punto de tener más de 100 delegados sindicales en la ciudad de Sevilla y área metropolitana en poco tiempo. El SAT repunta en sectores como la hostelería (¿Qué mejor ejemplo de jornalerismo urbano?), en el sector público y otros, cada vez con más fuerza. Y esto sin dejar de tener actividad en el medio rural, que con la ocupación de fincas y las reivindicaciones de jornales dignos, del fin del requisito de peonadas, del acceso a la tierra, etc. sigue siendo el sector más activo del Sindicato.

Hoy, cuarenta años después de la constitución del SOC, el SAT ha sabido trasladar a las ciudades su forma de funcionamiento en el campo. Pero además ha sabido evolucionar para adaptarse a los nuevos tiempos y sigue moldeándose con la práctica para seguir creciendo tanto en el medio rural como en el medio urbano. El SOC, con su experiencia y su lucha diaria, sigue más vivo que nunca dentro del SAT. Ha tenido varias crisis de crecimiento y ha salido reforzado de ellas. Hoy en día la dirección del sindicato mezcla juventud y veteranía: Ímpetu y experiencia. El ejemplo más claro está en el nuevo portavoz nacional, Óscar Reina, y el portavoz saliente, Diego Cañamero. Pero no sólo estas dos personas, sino que un nutrido número de personas menores de treinta años nutren los cuadros medios del Sindicato, y algunos han llegado al Comité Nacional y buena parte de ellos han sido designados para la Comisión Permanente Nacional. Además, el área de Juventud coge fuerza, y aprende de la veteranía que también sigue en la dirección. Este Sindicato ha demostrado que la experiencia de cuarenta años y el empuje de la juventud no sólo son compatibles, sino que son una necesaria conjugación para llegar a ser lo que aún aspira: El Sindicato de los y las Trabajadoras de toda Andalucía.

Cuarenta años después, el SOC sigue más vivo que nunca dentro del SAT. Y eso al poder le duele.