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viernes, 28 de septiembre de 2018

La Otra Memoria Histórica. González y el PSOE



Felipe González Márquez fue el primer presidente de un partido “socialista” tras la muerte de Franco. A continuación se explica el caso ejemplar del proceso de creación de un partido político, con raíces históricas pero desaparecido hasta el momento, que se financió desde el extranjero, para encaminar la transición española por los cauces que les interesaban a los “inversores”. Los socios de Europa no tardaron en cobrarse la “ayuda”.



González, la fundación de FES, la socialdemocracia alemana, los Flick y otros millonarios
 
El PSOE actual nació del Congreso de Suresnes en 1974, ganando las elecciones ocho años después de su creación. El partido que fundó Pablo Iglesias en 1879 dejó de existir bajo las siglas PSOE cuando el desideologizado ‘PsoE renovado’, liderado por Felipe González, se hizo con el mando del partido (respaldado por gran parte de la socialdemocracia europea), purgando a los socialistas de la vieja guardia.

Dos años antes, en el Congreso de Toulouse de 1972, el PSOE había vivido un cisma que había escindido al partido en dos: el PSOE del exterior, formado por los socialistas del exilio y encabezado por Rodolfo Llopis que pasó a llamarse ‘PSOE Histórico’; y el PsoE del interior, conformado por un grupo de jóvenes capitaneados por Felipe González y en menor medida Alfonso Guerra, que se denominó ‘PsoE renovado’.

Entre 1967 y 1970, la Fundación Friedrich Ebert (FES) estaba dirigida por Günter Grunwald. Los ingresos se obtenían mediante subvenciones de los ministerios federales, principalmente del Ministerio de Desarrollo Exterior y mecenas privados o públicos, y tenían, entre otros fines, la financiación de sus proyectos de “colaboración internacional”. En sus centros de formación, se preparó a los futuros altos cargos que tendrían que iniciar la expansión económica de sus respectivos países.

Ya a partir de mediados de los años ’60, la FES realizó maniobras de entrismo en el PSOE, pero hasta septiembre de 1967 no empezaron oficialmente las relaciones entre el PSOE y la FES, que acabaron durante la etapa Llopis, en 1970.

Llopis se preguntaba sobre los verdaderos promotores de estos cursillos. ¿Quién los financiaba realmente? ¿Por qué tanto interés en saber si estaba dispuesto el Secretario General del PSOE a colaborar con la FES en sus planes para España? ¿Para qué pretendía la FES formar jóvenes cuadros de un nuevo PSOE, cuyo papel consistiría en cogestionar la transición desde la oposición, y luego dirigir la modernización del Estado español?

En la plana mayor del PSOE de Toulouse no estaban dispuestos a entregarse ni política ni culturalmente a los designios de la socialdemocracia alemana, y pusieron por encima de todo la independencia del partido y del sindicato, porque intuían que aceptar la colaboración con la FES significaba perder su independencia.

La oposición se mantuvo hasta que los nuevos dirigentes del PsoE nacido en los congresos de Toulouse (8/72) y Suresnes (10/74), decidieron respaldar y ayudarse del asesoramiento político y económico de la fundación socialdemócrata alemana.

La decisión de la Internacional Socialista en 1974 de otorgarle al PsoE de Felipe González su reconocimiento y apoyo, fue en gran medida influenciada y apadrinada por Carlos Andrés Pérez, por entonces Presidente de Venezuela y líder de Acción Democrática. Él y el archimillonario Gustavo Cisneros le ayudaron generosamente en su campaña del 82. Éste último se cobró el favor dos años después, comprando Galerías Preciados por 1.500 mill pts, tras la expropiación de Rumasa, y revendiéndola tres años después por 30.000 mill. Los contribuyentes perdimos 28.500 mill.pts, pero se forjó una bonita amistad. En sus numerosos viajes a Venezuela, siempre en avión privado, González se aloja en la reserva natural que posee el magnate en Carabobo.

Para situar el contexto histórico, conviene decir que en 1975, la posibilidad de que los comunistas se hicieran con el poder en Portugal y en Italia era real. Tampoco era impensable que un posible avance de la tendencia contagiase a España, y el ya poderoso PCE de Carrillo acabase dominando la situación política tras la muerte de Franco. Para intentar evitar el avance del comunismo en el Mediterráneo, los dirigentes alemanes decidieron implicarse más, tanto económica como políticamente, en el apoyo de los partidos moderados del sur de Europa.

Ese mismo año, Koniecki (delegado de FES en México) plantea a Nicolás Redondo y Pablo Castellanos que la FES realice actividades a favor de la UGT y del PSOE. Ambos solicitan y obtienen de Grunwald el traslado de Koniecki a España. A finales de noviembre, coincidiendo con la muerte de Franco, se instala en Madrid. A partir de 1976, la actividad de la Fundación en España iría en aumento, siempre a favor del PSOE y de la UGT. Las cantidades invertidas ascendieron para el periodo 1975-1980 a 20 millones $. Muchos aspirantes emprendieron viaje hacia la sede de la FES a partir de 1976, o asistieron en Madrid a cursillos de formación. La decisión de Willy Brandt (presidente del Partido Socialdemócrata Alemán, con una enorme influencia en la política europea) de apadrinar a González en 1975, fue esencial para su consolidación política y proyección internacional.


El caso Flick estalló en 1981, cuando una inspección del fisco alemán descubrió un documento contable que recogía pagos en efectivo a políticos de todos los partidos representados en el Bundestag, incluidos dos ministros de Economía que perdonaron al consorcio impuestos por valor de unos 450 mill €. Entre 1969 y 1980, Flick había financiado, con 1.300 mill€, a todos los partidos representados en el Bundestag.

Compró la retirada de Rainer Barzel y del grupo parlamentario democristiano para dejar vía libre a Helmut Kohl. El nombre de Kohl también figuraba en la relación de sobornados. El gerente de su consorcio, Eberhard von Brauchitsch, lo llamaba cínicamente “el cuidado del paisaje político”. Aquel “paisaje” incluía a España y, más concretamente, al PSOE.

Durante la transición, entre 1978 y 1981, las donaciones a España y Portugal ascendieron a unos 3,3 mill€. En 1984 un diputado socialdemócrata alemán declaró haber tenido conocimiento de una entrega de un millón de marcos a sus socios en España. Las primeras donaciones procedían de los fondos reservados creados durante el gobierno socialdemócrata-liberal de Helmut Schmidt (1974-1982), con el consentimiento de todos los partidos parlamentarios.

La financiación de los partidos la gestionaban cuatro fundaciones alemanas, especialmente la Friedrich Ebert, vinculada a la socialdemocracia, que servían de tapadera a la red de corrupción política y financiera. En 1984 una comisión de investigación concluyó que Friedrich Flick había financiado ilegalmente durante años a todos los partidos alemanes. Parte de ese dinero había servido para que los “socialistas” españoles y portugueses ganasen las elecciones.

Los pilares de la dinastía Flick, principal soporte económico gestora de la fundación, se establecieron con el ascenso de los nazis en 1933, consolidando el segundo emporio siderúrgico del III Reich, con una plantilla de 48.000 trabajadores forzosos procedentes de los campos de concentración. Cuando en 2001 se acordaron las pírricas indemnizaciones que les correspondían a los supervivientes, los Flick se negaron a pagar absolutamente nada. En 1985, Friedrich Karl Flick, vendió empresas al Deutsche Bank por 970 millones €.

En 1985, durante la comisión de investigación en el Congreso, Carrillo le preguntó al representante de Flick : “Tengo entendido que el señor Flick fue condenado por el Tribunal de Nuremberg como criminal de guerra nazi. Y creo que usted es hijo del general que fue jefe del estado mayor de Hitler… Entonces, ¿cómo se explica que ustedes financien al PSOE?” Von Brauchitsch no vaciló en la respuesta: “Tratábamos de cerrar el paso al comunismo, y el partido mejor situado para hacerlo era el PSOE”.

Felipe González, que alguna vez pronunciara la célebre frase: “No he recibido ni un duro, ni una peseta, ni de Flick ni de Flock”, fue desmentido por los mismos implicados en esa misma comisión, al admitir éstos que la FES había destinado a España un millón de marcos (lo que se había podido o querido demostrar), aunque sólo admitieran haberlo hecho hasta un año antes de que se prohibiera a los partidos españoles recibir donaciones extranjeras.

Años después, Felipe González reconoció haber recibido dinero proveniente de Alemania: “Era dinero para una causa noble”, dijo. Desde que dejara la política activa, el Sr González se codea con la más alta “aristocracia” de la oligarquía capitalista y sus representantes. Sus paseos por su finca con playa privada en Tánger, le sirven para cerrar tratos con Mohamed VI, su vecino e hijo de su amigo Hasan II, con el que siempre tuvo detalles, como otorgarle créditos para comprar en el Estado Español material militar, negocios en los que también intervenía nuestro Rey Emérito.

La Transición: Socializando deudas, privatizando beneficios.

Y como después de invertir, hay que recoger beneficios, a partir de que González llegó al poder, empezó la fiesta de la privatización y el europeismo. Todas las grandes empresas públicas españolas (más de cien) se financiaron y se dotaron de una valiosa infraestructura en las décadas de los 50 y 60, con la sangre y el sudor de nuestros abuelos y con los impuestos de nuestros padres. A partir de 1984, empezamos a malvenderlas, por poco más de 55.000 mill € en total, según el propio SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales).

Los inversores amortizaron la compra (incluyendo los sueldo millonarios y “comisiones”) en menos de diez años. Sectores como la electricidad, las telecomunicaciones (Telefónica), la distribución de petróleo (Repsol), la explotación de las minas (Hunosa), la metalurgia pesada (Altos Hornos), el transporte ferroviario (Renfe) y aéreo (Iberia), producción y distribución de tabaco (Tabacalera Española)… eran monopolios estatales capaces de proporcionar servicios básicos a precios asequibles, y cuyos beneficios revertían en el Estado. Con las privatizaciones acabaron en manos de los “mercados”, los inversores, los accionistas (Tarea iniciada en esta etapa pero que continuó el gabinete de José Mª Aznar -PP- ).

También había sectores mixtos, como el bancario, donde convivían bancos (privados) con cajas de ahorro (públicas). Como Argentaria, una corporación que unía a las bancas de titularidad pública creada en 1991 por Felipe González y que iniciaría su privatización tan sólo dos años después, fusionándose con el Banco Bilbao Vizcaya en 1999 y convirtiéndolo así en uno de los bancos más importantes del país.

Desde el 2004, año en que se liberalizó el sector eléctrico, la factura media ha subido un 80%. Los Bancos se han comido a las cajas de ahorros, y chantajean al Estado. El ICO (Instituto de Crédito Oficial) depende de la banca privada para conceder dichos créditos aumentando la deuda. Las grandes multinacionales y las normativas europeas (favorables a sus intereses) han acabado o van camino de acabar con las pequeñas empresas, tanto en el sector industrial como en el alimentario. La estrategia para ampliar “inversiones”, en virtud de la cual entramos en el Mercado Europeo, requería privatizar recursos a precio de saldo para los inversores patrios y extranjeros, y anular de paso nuestra capacidad productiva (y militar, desde que entramos en la OTAN).

Felipe González ha cobrado con creces sus treinta denarios por regalar lo que no era suyo; pero habría que calcular los beneficios obtenidos por todas las privatizaciones y subcontrataciones para saber hasta que punto son obscenas las cifras de renta de los grandes inversores de su amañada apuesta.

Ya a partir de mediados de los ’90, empezamos a sufrir las consecuencias de privatizar y/o desmantelar los medios de producción estatales (y con ello, ahogar nuestra capacidad productiva), y de delegar nuestra capacidad legislativa en la antidemocrática y opaca UE, renunciando así a nuestra autonomía y soberanía y quedando a expensas del capitalismo global. Y es que no estamos sufriendo ninguna crisis, sino la deriva lógica del capitalismo, que tiende a la concentración de capital. Por eso los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez somos más pobres y somos más. Nuestra capacidad productiva y comercial está regulada por leyes y acuerdos comerciales internacionales que favorecen a los grandes inversores, que son los que financian los partidos políticos que los elaboran. Mal negocio hicimos, cuando decidimos (?) seguir las órdenes del “Mercado” Europeo.  No solo malvendieron la herencia de nuestros padres y abuelos, sino que robaron el futuro de vuestros hijos.