martes, 29 de septiembre de 2015

Agresiones fascistas contra los chavales y los educadores de un centro de menores

El domingo pasado se produjo otro incidente dentro de la serie de agresiones y amenazas que está sufriendo el centro de menores L'Estrep de Sant Salvador de Guardiola (Bages) desde hace una semana. Cuatro individuos que iban en un coche retaron a dos muchachos de la casa de acogida que estaban en Manresa a pelearse con ellos. «Los chicos están atemorizados y sus familias, también», relataba ayer la directora, Emma Torres, que ha instaurado medidas de autoprotección para evitar que los menores sigan siendo acosados.
Esta noche se celebrará una reunión en Manresa que puede ser fundamental para frenar la espiral de incidentes. En el encuentro participarán los Mossos, el alcalde, Albert Miralda, la dirección de la casa de acogida, representantes de la Direcció General d'Atenció a la Infància y l'Adolescència (DGAIA) y miembros de la asociación de vecinos del barrio de El Calvet con el objetivo de encontrar medidas para que la buena convivencia vuelva a instaurarse en el pueblo y cesen los ataques.
El pasado día 21, un grupo de vecinos de El Calvet, organizados en patrullas de vigilancia, irrumpieron en el centro y se enfrentaron a los educadores y a los menores entre proclamas racistas, ya que en L'Estrep la mitad de los acogidos son de origen magrebí. Los agresores afirman que los menores están implicados en los robos que sufre el barrio en los últimos meses, pero ni los Mossos, ni el ayuntamiento, ni la dirección de L'Estrep tienen constancia de que se haya presentado denuncia alguna contra ellos.
Después de esos altercados, unos desconocidos destrozaron una furgoneta de la casa de acogida cuando viajaba en ella un menor y, unos días después, ocho personas amenazaron de muerte a un chico de 14 años que reside en el centro cuando salía de su colegio en Manresa. Los ataques también se han extendido a los educadores, que han visto cómo sus coches, aparcados dentro del recinto de L'Estrep, han amanecido con rayadas y ruedas pinchadas.
Técnicos de la DGAIA admitieron ayer que en los últimos 30 años no habían visto una persecución y un acoso tan graves. «Tenemos 200 centros en toda Catalunya y a veces los vecinos se han opuesto a la apertura de las instalaciones porque temían que los chicos fueran delincuentes. Pero este no es el caso, los acogidos en L'Estrep son menores que necesitan protección y el centro está realizando una magnífica labor con ellos», insistieron.