Os dejamos un espléndido post encontrado en la red; su autora es Vybra, a quien no conocemos, pero le damos las gracias por compartir sus palabras.
Otro día más, el tic tac de un reloj que
nadie escucha empieza la danza inquietante de sus agujas persiguiéndose y
no olvida marcar ni un solo segundo para completar el minuto de las
horas de los días de mi condena.
Cada mañana, los rayos de luz que entran por la ventana reflejan en
la pared la sombra de las rejas que me mantienen encarcelada y, nada más
abrir los ojos, se me borra la sonrisa al verlas.
Es de día. Levántate, dúchate, vístete, desayuna y siéntate… A
esperar. Eso hago, esperar y moverme con la inercia robótica que otorga a
mi cuerpo verme obligada a cumplir normas. Te acostumbras, ya no te
rebelas, y el día a día me convierte en el fantasma errante de mi propia
existencia. Obedece. Ahora terapia, más tarde sala común a hacer
manualidades. A las 12:00 un poco de gimnasia y a las 13:00 la comida,
pero no tardes o lo más suave que te puede ocurrir es que te la comas
fría. Recoge tus cosas, hoy no toca lectura, aléjate de la ventana,
siéntate erguida y no te rías que, hoy, no hay reparto de sonrisas. No
te saltes la siesta y finge que estás dormida, las galletas rancias de
la merienda y el sucedáneo de cacao son una maravilla y no pienses
demasiado que a las 20:00 la cena pondrá fin a tu día en compañía.
Recoge, de nuevo, aséate y tómate la pastilla que evita que molestes, ya
que de noche los locos tienen la fea costumbre de creer posibles sus
fantasías. No sueñes, duerme. Que los sueños solo están permitidos fuera
de estas paredes.
Y así, día tras día. Un hoy tan igual al ayer como idéntico al mañana.
Recuerdo las razones por las que he acabado aquí, cómo olvidarlas si
aún no han inventado el fármaco que haga que los seres humanos no
suframos las consecuencias de nuestros actos. Un diagnóstico, un
veredicto y el mundo se detuvo para mí, dejándome flotando en el
abismo. Una palabra que te marca como letra escarlata en tu solapa y la
vida, literalmente, se para. Incapacitada.