El pasado 1 de noviembre, se produjo un nuevo motín. Esta vez fue en el CIE de Zona Franca (Barcelona). Los migrantes allí encerrados protestaban por la pésima calidad de la comida, y un grupo de unos 70 trataron de fugarse. Finalmente, el motín fue sofocado por los antidisturbios. Y una vez más, la versión oficial explica que todo ha sucedido sin violencia. Como si estar encarcelado en un CIE no fuera de por sí un acto de extrema violencia.
Este motín se ha producido a los pocos días del motín en el madrileño CIE de Aluche y de la fuga en el CIE de Murcia (en octubre se han producido dos fugas colectivas allí). También se han repetido movilizaciones en las puertas de los CIEs, como la ocurrida en Valencia contra la reapertura del CIE de Zapadores. Años de organización, construcción de tejido social y lucha que va cristalizando y poniendo en jaque a la gentuza que manda de verdad en las políticas migratorias de la Unión Europea. Esta nueva oleada no sólo ha sacudido a la llamada opinión pública, también está consiguiendo victorias. Pequeñas y parciales, pero victorias. Por ejemplo, un auto judicial obliga al CIE de Aluche a disponer de cámaras en la totalidad de sus instalaciones (salvo baños y otras zonas de necesaria intimidad), para intentar frenar la impunidad policial.
En medio de estas movilizaciones, ha aparecido Maese Cuñado desde C´s proponiendo la privatización de la gestión de los CIEs. Objetivo real que persigue la patronal. De hecho, las cárceles de menores ya están privatizadas. Y ese es el modelo defendido por Albert Rivera: externalización de la gestión para que se encarguen de las personas presas las ONG. El mundillo del "emprendimiento social" ya está dando palmas con las orejas sólo de pensarlo. Es fácil imaginar a secuaces de O´Belen, Ginso o Grupo Norte preparando proyectos de intervención biopsicosocial para estos centros, por si acaso va tocando licitar.
Tampoco podemos buscar atajos. Propuestas como la de Manuela Carmena no son defendibles. La alcaldesa de Madrid propone que, en lugar de CIEs, las personas migrantes "sin papeles" sean trasladadas a pisos tutelados donde se ejerza control sobre estas personas en condiciones de semilibertad. No Manuela, te equivocas compañera. Las personas migrantes no necesitan tutela. Y quienes trabajamos en servicios sociales no somos policías de paisano al servicio de entidades sinónimo de lucro (aunque en demasiadas ocasiones esa sea nuestra verdadera labor). De aceptar participar en esta triste jugada, nuestra profesión habría cavado definitivamente su tumba (al menos deontológicamente hablando). Sin embargo, parece que los colegios profesionales no saben/no contestan (como casi siempre).
Negamos la mayor, porque nadie es ilegal. No hay que suavizar el encierro, hay que no encerrar. No hay consensos ni acercamientos de posturas entre criterios divergentes ni demás gilipolleces. O le jodes la vida a la gente o no lo haces. No se puede medio maltratar. O maltratas o no maltratas. Si aquello de Refugees Wellcome no era sólo un slogan progre, avancemos hacia el cierre de estos Guantánamos europeos. Todo lo demás será una farsa.