Antes de la
condena ya había estado en prisión preventiva y durante ese tiempo
también protesto realizando una huelga de hambre y en silencio, tanto
que no comunicaba ni la huelga al centro. Así estuvo hasta que fue
puesto en libertad a la espera del juicio.
En mayo, volvió
a la prisión y, otra vez, dejó de comer y de hablar. En junio estuvo
ingresado en el hospital al agravarse su estado de salud y pasados unos
días, volvió a comer. Se recuperó en el hospital para después regresar a
prisión, donde retomó a la protesta y tuvo que volver al hospital.
El martes por
la mañana, fue dado de alta. Ingresó en el centro penitenciario, aunque,
durante la noche, volvió al Complejo Hospitalario por su delicado
estado de salud. De madrugada fue llevado de nuevo a prisión y a primera
hora de la mañana fue encontrado muerto.