Una vez más, se ha demostrado que la lucha no sólo sirve, sino que es el único camino. Han pasado 13 años desde que empezamos a trabajar en O´Belen y desde que decidimos que teníamos que acabar con este terrible entramado. ¡Y finalmente hemos ganado!
El pasado 1 de enero, tras proceso concursal, el consorcio formado por la Fundación Salud y Comunidad y la Asociación Lagunduz pasó a hacerse cargo de la gestión de los últimos recursos que controlaba O´Belen: centro terapéutico Valle del Cayón (Cantabria), hogar residencial Las Nubes y centro de primera acogida Lázaro (Guadalajara), centro de cumplimiento de medidas judiciales La Senda (Burgos), Programa de Acogimiento Familiar y Programa Canguros (Murcia). Además, recientemente O´Belen ha puesto a la venta los dos inmuebles que tenía en propiedad (el edificio que en su día fue Casa Joven y su sede, en Azuqueca de Henares). Por lo tanto, todo parece indicar que finalmente O´Belen desaparece. ¡Victoria! Ha sido una larga y dura lucha, que analizamos en el artículo Una década de lucha contra O´Belen. La lucha sirve, la lucha sigue
Aunque nuestra alegría no nos hace olvidar que se trata de una victoria insuficiente. Se les ha acabado el chollo, pero nadie ha pagado por las muertes en sus centros ni nadie ha resarcido a todas las víctimas de los macabros métodos pseudocientíficos empleados por estos campeones del afán de lucro. Mientras llega ese día, os dedicamos una canción de cuna. Contáis con todo nuestro desprecio. Y vosotrxs, sus víctimas, con todo nuestro cariño, respeto y admiración.
Dicen que lo importante no es la meta, sino el camino recorrido. En nuestro caso así es. Nos quedamos con lo que hemos aprendido de lxs chavalxs, gracias. Y también queremos agradecer a toda esa gente luchadora que hemos tenido el placer de conocer por todo el estado. Sois tantxs que es imposible citar a todxs. Pero sí queremos mencionar a quien consideramos un verdadero maestro, Enrique Martínez Reguera. Construyendo tejido social, se tumban imperios.
Todavía queda mucho por hacer. Los sistemas de Protección de Menores y Justicia Juvenil siguen siendo una vergüenza. Y mientras los Servicios Sociales sigan privatizados los programas seguirán siendo diseñados pensando en el lucro patronal y no en el servicio a prestar. Como ejemplo, el actual conflicto con ASISPA en Madrid. Así que aquí no acaba nada, sigue la lucha por una Intervención Social pública y de calidad.