El domingo pasado se produjo otro incidente dentro de la serie de
agresiones y amenazas que está sufriendo el centro de menores L'Estrep
de Sant Salvador de Guardiola (Bages) desde hace una semana. Cuatro
individuos que iban en un coche retaron a dos muchachos de la casa de acogida que estaban
en Manresa a pelearse con ellos. «Los chicos están atemorizados y sus
familias, también», relataba ayer la directora, Emma Torres, que ha
instaurado medidas de autoprotección para evitar que los menores sigan
siendo acosados.
Esta noche se celebrará una reunión en Manresa
que puede ser fundamental para frenar la espiral de incidentes. En el
encuentro participarán los Mossos, el alcalde, Albert Miralda, la
dirección de la casa de acogida, representantes de la Direcció General
d'Atenció a la Infància y l'Adolescència (DGAIA) y miembros
de la asociación de vecinos del barrio de El Calvet con el objetivo de
encontrar medidas para que la buena convivencia vuelva a instaurarse en
el pueblo y cesen los ataques.
El pasado día 21, un grupo de
vecinos de El Calvet, organizados en patrullas de vigilancia,
irrumpieron en el centro y se enfrentaron a los educadores y a los
menores entre proclamas racistas, ya que en L'Estrep la mitad de los
acogidos son de origen magrebí. Los agresores afirman que los menores
están implicados en los robos que sufre el barrio en los últimos meses,
pero ni los Mossos, ni el ayuntamiento, ni la dirección de L'Estrep
tienen constancia de que se haya presentado denuncia alguna contra ellos.
Después
de esos altercados, unos desconocidos destrozaron una furgoneta de la
casa de acogida cuando viajaba en ella un menor y, unos días después,
ocho personas amenazaron de muerte a un chico de 14 años que reside en
el centro cuando salía de su colegio
en Manresa. Los ataques también se han extendido a los educadores, que
han visto cómo sus coches, aparcados dentro del recinto de L'Estrep, han
amanecido con rayadas y ruedas pinchadas.
Técnicos de la DGAIA
admitieron ayer que en los últimos 30 años no habían visto una
persecución y un acoso tan graves. «Tenemos 200 centros en toda
Catalunya y a veces los vecinos se han opuesto a la apertura de las
instalaciones porque temían que los chicos fueran delincuentes. Pero
este no es el caso, los acogidos en L'Estrep son menores que necesitan
protección y el centro está realizando una magnífica labor con ellos»,
insistieron.