La Policía Nacional de La Laguna investiga varias denuncias por un supuesto delito de tortura y otro contra la integridad moral cometidos en tres centros para menores con autismo y con discapacidad. Los hogares, que están dos en Jardina y uno en Los Majuelos, son gestionados por la ONG Casa Familiar Manolo Torras, de la Orden de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca de la ciudad. La denuncia acabó con cuatro detenidos: D. M. A., coordinador de menores ; F. J. F. M., director del centro; J. V. P. M., gerente de recursos humanos y W. M. W., psicólogo.
Los acusados fueron puestos, tras 72 horas arrestados, en libertad. Estos solicitaron el procedimiento habeas corpus (detención ilegal), pero el juez no apreció tales circunstancias. Este diario se puso en contacto en la tarde de ayer con F. J. F. M. y W. M. W., quienes se negaron a hacer cualquier tipo de declaración. El primero de ellos argumentó que estaba de vacaciones y no quería ser molestado.
Las denuncias por las que se abrieron las diligencias policiales 11306/13 partieron de cuatro trabajadores, dos hombres y dos mujeres, que fueron despedidos de su puesto de trabajo. Ante la posibilidad de que fuese una estrategia con el fin de desprestigiar a la ONG, la Policía tomó declaración a nueve trabajadores que corroboraron las presuntas agresiones. En este caso, los funcionarios que han llevado el peso de la investigación adscritos a la Brigada Local de Policía Judicial de la Comisaría de La Laguna descartan por completo que los miembros de la orden Franciscana estén involucrados en estos hechos.
Hombro roto
Los policías tuvieron conocimiento de que un menor fue agredido el 20 de septiembre de 2012 y de que salió del Hospital Universitario de Canarias (HUC) dos días después con un traumatismo en el hombro derecho. Al chico le colocaron dos tornillos tras una operación quirúrgica. Los funcionarios tomaron declaración a los cuatro extrabajadores del centro y a un antiguo interno. Dada la concordancia de las declaraciones y, ante la gravedad de los supuestos hechos, se dispuso la detención de los cuatro sospechosos. A raíz de ello, se siguió tomando declaración a ocho personas más entre ellas una exeducadora, una extrabajadora social y una exinterna así como a la madre del menor supuestamente maltratado, a una educadora en activo, a un psicomotricista, a una cuidadora y a una trabajadora social. Los policías creen que los detenidos tenían un plan preconcebido para mediante la fuerza psíquica y física dominar a los menores a su cargo. De igual manera, supuestamente pretendieron ocultar los hechos a la vez que se valían de sus presuntos contactos en la Judicatura, Fiscalía y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para amedrentar a los trabajadores no conformes con sus métodos, según consta en el informe policial al que tuvo acceso la opinión de tenerife.
En relación a los supuestos malos tratos a los que fue sometida la menor M. G. T., al menos seis de los declarantes reconocen que el detenido D. M. A., agarraba fuertemente por el pelo a la niña, la arrastró, se la llevó al taller del centro y la golpeó fuertemente contra el suelo. Entre las técnicas empleadas, estaba la de despertarla horas antes de lo necesario para, según manifestaciones del equipo técnico, "romperla".
Hechos similares sucedieron con el menor A. R. R., que fue acusado de la desaparición de unas llaves. Fue encerrado en una habitación y donde W. M. W., supuestamente, le propinó dos cachetadas al tiempo que le decía: "ahí tienes el billete de ida y vuelta". Todo ello según relató a los agentes otro de los arrestados identificado como D. M. A.
Se orinó encima
Por lo que respecta al menor R. Z. D., al menos cuatro de los declarantes afirmaron que el arrestado F. J. F. lo introdujo en una habitación y lo lanzaba contra la cama. El pequeño se orinó encima producto del miedo. Uno de los hechos más graves, según las diligencias remitidas al juzgado de Instrucción nº 3 de La Laguna que se hizo cargo del caso, fue la presunta agresión que sufrió una interna en el piso de Los Majuelos.
La menor identificada como R. C. S. fue castigada tras agredir a la mujer de uno de los detenidos, concretamente a la esposa de V. P. M. En este caso, otro de los detenidos, D. M. A., relató a los funcionarios de la Policía Judicial que "vio desnuda a la menor en el suelo en lo que denominaban ´jacuzzi´ y en el que los otros imputados supuestamente bañaban alternativamente con agua caliente y fría hasta que la menor ´rompía´ (se lograba calmar)".
Otro testimonio sobre las lesiones que sufrió O. S. M. H., obligaron a que al día siguiente no acudiese a clase tras supuestamente ser golpeado y de esta manera, no se le viesen los morados y arañazos que presentaba.
Precisamente, la madre de este menor interpuso en 2011 una denuncia ante la Guardia Civil de Tacoronte donde manifestó que su hijo, durante una crisis nerviosa, fue golpeado a base de patadas y puñetazos, tras ser introducido en una habitación por los detenidos D. M. A., V. P. M. y F. J. F. M. En este caso, el menor se desdijo de esa agresión. Sin embargo, los agentes actuantes creen que "esa retractación fue producto de presiones soportadas por él mismo, ya que como es sabido por regla general, los discapacitados suelen ser sinceros en sus primeras manifestaciones".
Una de las expresiones a las que los menores tenían pánico era "Vamos a jugar con ellos", sinónimo de emplear la fuerza o agredir para disciplinar. Otra de las frases era "Te hago esto porque te quiero". Según manifestó otro testigo, este castigo consistía en cogerles y apretarles el trapecio hasta que les doliese.
Este mismo testigo agregó que el detenido F. J. F. M. le espetó más de una vez que él era el amo. "Yo soy Dios, si caemos cae todo el mundo", decía. También les instaba a trabajar con los menores desde el miedo y a pegarles para que no se notara. "Si un pibe no te hace caso le metes un tortazo en toda la caja del pecho, o le retuerces la mano o aprietas haciéndole la pinza en el trapecio o este no vuelve a pasar", eran las instrucciones de F.J.F.M.
Los agentes descartan que los religiosos estén involucrados
Los Hermanos de la orden Franciscana de la Cruz Blanca nada tienen que ver con los supuestos malos tratos y torturas, producidas en los tres centros de menores de La Laguna.
Los agentes del grupo de Policía Judicial sospechan que hay indicios de otras conductas que podrían ser catalogadas como de índole sexual, si bien no han podido determinar si estas situaciones son punibles al no haber oído en exploración a los menores.
Los agentes del grupo de Policía Judicial sospechan que hay indicios de otras conductas que podrían ser catalogadas como de índole sexual, si bien no han podido determinar si estas situaciones son punibles al no haber oído en exploración a los menores.
El primer centro de la ONG Casa Familiar Manolo Torras abrió sus puertas en 1980 en la Avenida Tabares Bartlet nº 6 de San Cristóbal de La Laguna. Ese mismo año se firma un Convenio de colaboración con el Cabildo Insular de Tenerife, por el que el Centro, que es de su propiedad, queda gestionado por los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca. El origen de esta Casa Familiar está vinculado a las carencias que existían en la atención a las personas sin recursos que no tenían cabida en otros centros.
La Orden Franciscana ha sido objeto de reconocimientos públicos por la gestión de las casas de La Laguna en favor de las personas sin recursos. Así, recibieron del Gobierno de Canarias el Premio a las Acciones Altruistas y Solidarias en 1995 y la Gran Cruz de la Orden Islas Canarias en 2002. La ONCE le otorgó el Bastón Blanco a los Valores Humanos y Solidarios; y el Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, la Medalla de Oro de la Ciudad en el año 2005.