Nuestra más sincera enhorabuena a David y a CNT por esta contundente victoria. David fue despedido (con un despido disciplinario, como suelen hacer las empresas "sin ánimo de lucro") tras interponer una denuncia en Inspección de Trabajo ante las irregularidades y vulneraciones de derechos laborales que Aldeas Infantiles se negaba a corregir. Este caso de represión sindical vuelve a poner sobre la mesa dos ideas. La primera, que quienes gestionan los recursos públicos destinados a la atención de menores (y de cualquier otro colectivo) no son ongs, sino empresas cuyo único objetivo es obtener el mayor lucro posible. Y la segunda, se ha vuelto a demostrar que la lucha es el único camino para hacer respetar tanto nuestros derechos como trabajadores como los derechos de los menores que atendemos.
Tras una tenaz campaña de movilizaciones, finalmente la sentencia da la razón al compañero David, que ya se ha reincorporado a su puesto de trabajo. ¡Sí se puede!
El fallo judicial no deja lugar a dudas: "Que, estimando la demanda presentada por D. David.......contra la entidad Fundació Aldees Infantils Sos Catalunya...debo declarar y declaro la nulidad del despido realizado el 7-3-2014, y en consecuencia, condeno a la entidad demandada, a la inmediata readmisión del actor en las mismas condiciones que regían con anterioridad a producirse el despido, con abono de los salarios devengados desde la fecha del despido hasta la efectiva readmisión, a razón de 57,49 euros diarios, y a la cantidad de 6000 euros en concepto de indemnización por daño moral derivado de la vulneración de derechos fundamentales..." Puedes leer la sentencia completa pinchando aquí.
Sentencias como esta contribuyen a desenmascarar a la patronal del sector. Ni son entidades sin ánimo de lucro, ni buscan el interés de los menores. Buscan el negocio de la gestión de unos servicios sociales privatizados. No pararemos hasta conseguir unos servicios sociales públicos, democráticos y de calidad. Donde lo importante sean las necesidades de los usuarios y donde los profesionales tengamos voz y voto, y no seamos mera correa de transmisión, sino que tengamos verdadera capacidad de intervención, sin deber pleitesía ni al patrón ni a los políticos.