Ex trabajadora de ASISPA (GanemosCCOO)
En los últimos años miles de personas hemos sido víctimas de los permanentes recortes en los servicios públicos. Las consecuencias han sido devastadoras para miles de familias y en el caso de los recortes a la Ley de Dependencia están causando un enorme sufrimiento para uno de los sectores más vulnerables, los y las dependientes. Enfermos de ELA, espina bífida, enfermedades mentales como la esquizofrenia o el síndrome de Diógenes, mayores con demencia...no pueden tener una vida en condiciones aceptables si se les niegan los cuidados básicos que desde el sector de la ayuda a domicilio deberían prestárseles. El trabajo que realizamos es muy variado, desde gestiones médicas, hasta limpiezas de hogar, pasando por cambios posturales, cambio de pañales, hacer la comida y la compra, aseo personal, acompañamiento o llevarles a centros de día.
La historia de lucha de los y, especialmente las trabajadoras del sector, es una muestra más de la importancia de la movilización para conseguir unas condiciones laborales dignas y garantizar algo tan importante como la vida de aquellos y aquellas más indefensos en la sociedad. Desde sus comienzos, el SAD (Servicio de Ayuda a Domicilio) tuvo unas condiciones de trabajo terribles, hasta que en 1991 las trabajadoras dijeron basta y se inició una dura huelga de 33 días a la que la patronal respondió con muchos despidos. Fruto de esta huelga se consiguió el primer convenio para el sector y que todos los despedidos volviesen al trabajo. Se alcanzó la regulación de las jornadas y los festivos, horas médicas a demanda, cuatro días de asuntos propios y se fijaron horarios de entrada y salida.
Sin embargo la política de paz social impuesta por las direcciones sindicales hizo que, especialmente a partir del año 2012, se empezaran a perder derechos, llegando al esperpento de que en el caso de ASISPA se vendía a las trabajadoras a cambio de privilegios para una parte de las delegadas sindicales que aceptaron esta política y empezaron a obtener prebendas a costa de la plantilla.
Actualmente la pérdida de derechos es insostenible. En el caso de ASISPA el comité de empresa ha abandonado a su plantilla y las trabajadoras tienen que pelear solas en los tribunales cuando deciden denunciar el incumplimiento de sus derechos, algo que sucede constantemente. Por ejemplo de diez horas médicas de especialista se están negando radiografías, mamografías, en el caso de los permisos por ingreso de familiar, operación o fallecimiento de familiar en primer grado, si nos corresponden dos días nos quitan uno, si son cuatro quitan dos y así sucesivamente. La máxima de la empresa es "denuncia y si ganas te lo damos", pero claro, hay que denunciar, y las condiciones de trabajo sumada a la falta de apoyo por parte de los sindicatos hace que la mayoría de las veces no se denuncie y la empresa haga con nosotras lo que le venga en gana. Amparándose en la ley de confidencialidad no se están activando los protocolos de infecto contagiosos, síndrome de Diógenes o esquizofrenia en los casos de limpieza o sustitución, mandando a las auxiliares sin explicarles las enfermedades de los pacientes y sin que se tomen las precauciones necesarias para su seguridad.
En este sector, en el que el sueldo medio más pluses no llega ni a los 900 euros, las jornadas son interminables. El tiempo de desplazamiento se calcula a través de Google, sin tener en consideración las rotondas, semáforos, etc. Casi todos los contratos son parciales, y en el caso de las jornadas completas las parten en dos, pudiendo hacer por la mañana cinco horas, y luego por la tarde hasta las diez de la noche te pueden llamar hasta para trabajar media hora, y en los festivos el turno es partido, con lo cual una persona para trabajar la jornada completa se tira todo el día en la calle. Hay personas que, teniendo turno de lunes a viernes, las llaman para unas horas el sábado o domingo, lo cual es ilegal y además si tienes un accidente de trabajo te sancionan.
Las trabajadoras son mayoritariamente extranjeras, casi todas con pocos recursos, con cargas familiares y sin tejido social que las respalde. Estas condiciones son utilizadas para exprimirlas al máximo y amedrentarlas en un régimen de semiesclavitud. A las empresas no les interesan las trabajadoras más veteranas que cobran trienios y además conocen mejor sus derechos y no se dejan meter horas extras, entre otras cosas, y progresivamente las han ido desplazando presionándolas con sanciones y obligándolas a hacer más horas. Sustituyen este empleo por jóvenes en prácticas y trabajadoras en precario, contratan a mucha gente por poca cantidad de horas y luego les hacen trabajar más.
Las consecuencias de todo esto para los usuarios son criminales, el progresivo deterioro tanto para usuarios como para trabajadoras nos ha devuelto a condiciones como las que había en 1989. Han aumentado las listas de espera y las desigualdades crecen, incluso habiéndose concedido el servicio pueden tardar dos años en hacerlo efectivo, y son muchos los pacientes que ya habían conseguido estos servicios y se les ha quitado directamente.
En definitiva un sector que siempre ha sido privado se ha consolidado como una fuente de beneficios multimillonarios, a través de los contratos con las administraciones públicas que a día de hoy reparten prácticamente todo el trabajo entre dos grandes empresas, ASISPA y FCC, de Florentino Pérez, que hacen de los ayuntamientos, también de los del cambio como en el caso de Madrid, un suculento negocio a costa de la vida de millones de personas. Son las consecuencias de mantener en manos privadas los servicios públicos y abandonar la perspectiva de la municipalización de los mismos, mejorando las condiciones de las trabajadoras y la calidad del mismo en beneficio del lucro particular de las grandes fortunas. Los recortes a la dependencia y el maltrato a las plantillas son consecuencia también de la actitud contra la movilización social que las actuales direcciones sindicales mantienen a toda costa. Si algo nos enseña la historia de nuestro sector es que solo conseguiremos aquello por lo que peleemos.
¡Por unos servicios públicos municipalizados!
¡Basta ya de paz social, basta ya de hacer negocio con nuestras vidas!