Los hechos pueden disfrazarse de mil maneras, pero son tozudos. Manuela Carmena ha cesado a Carlos Sánchez Mato de la concejalía de Hacienda por negarse a aceptar y defender los recortes impuestos por Montoro.
El impulso del movimiento municipalista alternativo, aupado por años de movilizaciones masivas y el 15M, llevó el cambio político a los ayuntamientos. Por lo que en las elecciones municipales de 2015 se abrío una esperanza transformadora y la izquierda alternativa pasó a gobernar los principales municipios: Madrid, Barcelona, Zaragoza, Cádiz...
En Madrid, Manuela Carmena encabeza un gobierno que anunciaba cambios estructurales en la manera de gestionar la capital. Ahora Madrid consiguió aglutinar diferentes sensibilidades y aparcar intereses partidistas para, en base a un programa común, tomar el poder. Sin embargo, desde el principio Carmena dejó claro que no iba a aplicar el programa, ya que no era más que "una lista de sugerencias". Se renunció inmediatamente a la remunicipalización de los servicios públicos, dejando Madrid en manos de las empresas de siempre. Y de auditar la deuda, nada de nada.
Y ahora ha decidido finiquitar el trabajo militante de toda la gente que conformó y apoyó a Ahora Madrid, votando (con el PP) unos recortes salvajes. Situación que recuerda la traición de Tsipras y que dilapida el mayor logro del ayuntamiento del cambio: mantener un holgado superávit mientras reduce la deuda y aumenta significativamente la inversión social (logro en el que es de suponer que algo habrá tenido que ver precisamente la concejalía de Hacienda).
Pero el cese de Sánchez Mato también indica qué entiende por democracia nuestra jueza alcaldesa. Dices que ningún partido puede tomar las decisiones del Ayuntamiento. Pero no es cierto Manuela, has decidido que el PP decida tus presupuestos. Encabezar una confluencia para gobernar presidencialmente es una tomadura de pelo. La democracia no eres tú, Manuela. Por desgracia, cada vez cobra más fuerza la posibilidad de volver a perder Madrid.