"Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con
salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve
ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca (...)". Así escribía Eduardo Galeano
a los pobres, a los desfavorecidos, a las víctimas de la injusticia.
Unas palabras que servirían bien para definir por quienes se mueven
también en la Parroquia de San Carlos Borromeo.
Desde los 80 en esa parroquia los vecinos y las vecinas de Entrevías y
de otros barrios se han juntado, primero, para ayudar a quienes cayeron
en la droga y pasaron por el Sida. Después con los menores
que pasaban por centros de internamiento y que no tenían un apoyo
familiar detrás. Hoy siguen ayudando a estos colectivos además de a las
familias, sobre todo niños, que viven en el poblado chabolista de El Gallinero, a los inmigrantes y refugiados y a las personas que peor parte se están llevando en la crisis.
La Parroquia de San Carlos Borromeo ha conseguido, recientemente, el premio Derechos Humanos 2015 que otorga la Asociación Pro Derechos Humanos de España.