Teresa Gómez-Limón, doctora en Psicología
Muchas mujeres en situación de separación o divorcio habrán tenido
que enfrentarse a que los abogados de su pareja e incluso algunos
peritos judiciales acusen a las madres de causar en los niños el
"Síndrome de Alienación Parental".
El término "Síndrome de Alienación Parental" (en adelante
utilizaremos el acrónimo SAP) fue acuñado y definido por primera vez por
el psiquiatra Richard Gardner en 1985. La difusión y defensa del SAP
fue la principal actividad intelectual de este autor, que
publicó a lo largo de 25 años 30 libros en su propia editorial, Creative
Therapeutics. Incluso sus referencias bibliográficas casi siempre son
"auto citas". Su principal actividad no fue clínica, sino que era
contratado en litigios por la custodia de los hijos/as, como perito de
parte de progenitores/padres de familias acomodadas. Testificó en más de
400 casos de custodia infantil.
Gardner desarrolló su teoría mientras trabajaba como asesor para
hombres acusados de abusar sexualmente de sus hijos/as. Mantiene la idea
de que el niño/a abusado debe permanecer con su abusador pues, según
él, alejar al niño/a de quien lo abusa sexualmente hará inútil todo
intento de terapia con el abusador. Asegura, además, que la permanencia
del menor con su abusador debe acompañarse por un constante
reforzamiento en el niño/a de la idea de que no existen padres
perfectos.
Para Gardner el SAP lo padecen los niños/as, que son los "enfermos".
Afirma que los síntomas son los mismos en todas las edades, obviando el
complejo desarrollo del niño/a y eliminando de un plumazo todas las
teorías del desarrollo infantil.
La teoría de Gardner no tiene ninguna validez científica. Por ello,
jamás fue reconocida por las dos instituciones más prestigiosas en el
mundo en términos de salud y trastornos mentales: la Organización
Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psiquiatría.
¿En qué consiste el SAP, según Gardner? Se refiere a la
"programación" o "lavado de cerebro" hecho por un progenitor, casi
siempre la madre, con el fin de "denigrar" y "vilipendiar" al otro
progenitor, casi siempre el padre, lo que justificaría la resistencia
del niño/a a mantener una relación con dicho progenitor, incluso en los
casos en que exista una denuncia por maltrato o abusos sexuales hacia el
menor.
¿Por qué el SAP atribuye el papel de responsable de este "síndrome"
de los hijos a la madre? Dice Gardner que, generalmente, se trata de
madres paranoicas que están profundamente obsesionadas con el odio hacia
sus maridos. Este odio aparece después de la ruptura del matrimonio en
el contexto de un juicio de divorcio o por la custodia de los hijos/as.
Afirma que estas madres pueden creer en las situaciones más absurdas,
incluso que sus hijos/as han sido abusados sexualmente por el padre y,
aunque se les explique en el tratamiento que esto es imposible, no
responden a la lógica o a las apelaciones a la razón. Los hijos/as a
menudo comparten estas fantasías paranoides y llegan al extremo de ser
presos del pánico ante la perspectiva de tener que visitar a su padre.
Se trata de un vínculo patológico entre la madre y los niños/as que no
puede ser cambiado por el tratamiento mientras éstos continúen
conviviendo con su madre. Sin lugar a dudas existe un sesgo de género en los planteamientos de Gardner, ya que éste señala a la mujer como principal agente causal del SAP.
Uno de los planteamientos más "asombrosos" que propone Gardner es la
terapia para acabar con la supuesta "programación" y que él mismo
denominó "terapia de amenaza" y que consiste en
amenazar al niño/a con encarcelar o quitar las visitas con el progenitor
con el que el niño tiene el vínculo más estrecho (generalmente la
madre), lo que fuerza a éste a aceptar la relación con el progenitor
litigante (generalmente el padre). Recomienda a los juzgados periodos de
prisión u hospitalización tanto para la madre como para el niño.
Gardner refiere que los terapeutas del SAP constituyen una nueva
figura profesional, aunque no determina qué capacitación deben tener,
pero han de ser especialistas en "amenazar", siendo diferentes a los
terapeutas de salud mental y su enfoque ha de ser autoritario y forzar a los niños/as a visitar al padre.
Para Gardner el terapeuta debe ser el mismo que actúa como perito
forense, lo que está completamente contraindicado en cualquier caso de
peritaje. Asimismo, a los demás profesionales que intervienen en el
peritaje, como abogados del supuesto alienador [la madre], jueces,
psicólogos, médicos, les asigna el papel de falsos o ingenuos.
La terapia para Gardner consiste en «desprogramar» al niño/a y
obligarle a aceptar al padre rechazado. Para alcanzar este objetivo el
autor sugiere visitas obligatorias al padre y, en los casos más
extremos, el cambio de custodia en favor del padre.
Las principales críticas al SAP son:
Es un método anticientífico
Gardner basa su teoría exclusivamente en una percepción
personal y no presenta estudios fiables, por lo que sus argumentos han
de ser considerados falacias. Sus trabajos sobre el SAP
nunca fueron aceptados por ninguna Universidad o Sociedad Científica.
Como ya dijimos al principio, Gardner publicó todos sus libros en una
editorial de su propiedad, Creative Therapeutics. Esta editorial nunca
publicó libros de otros autores
Los criterios diagnósticos son ambiguos e indefinidos
Gardner describe un conjunto de signos y síntomas que no
responden a una etiología u origen, a un trastorno definido que los
cause. Las manifestaciones del niño/a se traducen falsamente como
síntomas clínicos. Encuentra una sola causa del rechazo de un progenitor
por parte del niño: el lavado de cerebro. El conjunto de los ocho
síntomas del SAP se considera igual para todas las edades, obviando el
complejo desarrollo del niño.
No es un concepto de salud mental sino jurídico
El SAP no es diagnosticado fuera de un litigio por
custodia. El primer objetivo de Gardner es la aceptación de sus ideas
en los tribunales y no un tratamiento clínico. Es un artefacto
psico-jurídico diseñado con propósitos misóginos,
instrumentado por maltratadores en relaciones de violencia para
desacreditar el rechazo justificado que sienten ciertos niños/as hacia
su agresor.
Un perito de salud mental no deben decidir sobre una acusación de maltrato o abuso
La veracidad de las acusaciones de maltrato o de abuso
sexual infantil es algo que debe decidir un juez en un juicio. Los
peritos psicólogos no están en condiciones de decidir si el hecho
ocurrió realmente o no. En vez de investigar los motivos del rechazo del
niño hacia su padre, Gardner y su SAP da por supuesto que este niño/a
fue influenciado por un adulto ya que no considera natural que un niño/a
pueda rechazar a su progenitor.
Transgrede la ética profesional
Gardner propone que el tratamiento del SAP lo realice el
mismo perito que diagnostica el SAP. El secreto profesional no existe
para el SAP. Según los códigos de ética de los psicólogos y psiquiatras
en los países occidentales, el profesional que testifica como perito en
un juicio debe ser imparcial y no puede realizar un tratamiento
psicoterapéutico a las partes del juicio. Cuando un psicólogo testifica
como perito en un caso de maltrato o abuso sexual informa sobre lo que
observó en el niño/a pero no puede pronunciarse sobre la existencia o no
del abuso sexual ni a favor de quien debería ser otorgada la custodia.
Es un método misógino
A Gardner se le cuestiona la adjudicación del papel de
progenitor alienador siempre a la madre y no al padre. Se le critica la
identificación del progenitor materno y del niño/a como patológicos,
mientras que el padre siempre es la parte "sana", sin ninguna evaluación
psicológica, por ello se justifica como terapia el cambio de custodia
de la madre hacia el padre. El SAP colabora en la construcción de un
estereotipo social de la madre malvada, manipuladora y vengativa
dispuesta a todo con tal de separar a un padre bondadoso de sus
hijos/as. La mujer aparece como la causante del SAP, que presenta a las
madres como constantes inventoras y generadoras de denuncias de abuso
sexual.
Vulnera los derechos del niño
La utilización del SAP como argumento puede tener graves
consecuencias para los niños/as que buscan protección y defensa legal en
los juzgados. Presupone que los menores mienten, no se respetan sus
manifestaciones y se minimizan situaciones de abuso y maltrato. No se da
credibilidad a las manifestaciones de los niños/as ni de sus madres. El
SAP viola los derechos del menor aprobados por la Convención sobre los
Derechos del Niño. La salida de los niños del hogar materno para ir a
vivir con un padre al que temen deja una huella traumática que dura
muchos años.
Desgraciadamente, el SAP todavía hoy en nuestro país es utilizado
como defensa por algunos progenitores/padres que han sido alejados de
sus hijos por causas judiciales. Algunos profesionales afirman que en la
crítica del SAP existe una "lucha de géneros". Esto es completamente
falso. No es preciso ser feminista para denunciar que la teoría de
Gardner es una falacia y su SAP un auténtico fraude. Pero es cierto que
esta herramienta, además de ser una estafa, es utilizada por los
sectores machistas para acusar a las mujeres y quitarles a sus hijos/as.
Es una muestra más de la lucha que tenemos que librar las mujeres en
todos los campos y también respecto a la custodia de los propios hijos,
incluso en los casos de maltrato y abuso. NO LO DEBEMOS PERMITIR