Finalmente se ha consumado el crimen. El compañero Alfon ha sido detenido y encarelado. Cuatro años de cárcel por luchar. Y no es el único: anarquistas, sindicalistas, activistas...el sistema está afinando el aparato represor. Pero ahora es más verdad que nunca aquello de "si nos tocan a uno, nos tocan a todos". Su detención, rodeado de los suyos, de su clase. Porque ya nadie se cree que Alfon sea una especie de terrorista, ni que los piquetes sindicales atenten contra los derechos de los trabajadores, ni que exista un extraño complot anarquista internacional terrorista.
El cambio está llegando, pero tiene que ser real. Y para ello, no se podrá justificar nada que no signifique amnistiar a todos los represaliados por luchar y depurar el aparato del estado.