La
limpieza de calles, parques y jardines o la recogida de basura;
comedores escolares, ayuda a la dependencia y asistencia a domicilio;
instalaciones deportivas, transportes urbanos, educación y sanidad,
vivienda pública… un sinfín de actividades y servicios se han convertido
en fuente de negocios escandalosos para los de siempre, gracias a un
trasvase ingente de millones de euros desde las arcas municipales y
autonómicas a las grandes empresas que se han hecho con el control de
las adjudicaciones.
Una
situación sangrante que ha estado muy presente en las grandes
movilizaciones de estos años y en los programas electorales de las
organizaciones de la izquierda, reflejando la aspiración mayoritaria de
recuperar los servicios públicos privatizados a lo largo y ancho de la
geografía del Estado.
El giro a
la izquierda en las elecciones municipales de mayo de 2015, y
especialmente la elección de los “ayuntamientos del cambio” en numerosas
ciudades, ha generado grandes expectativas para romper con esta
situación. Tanto para los trabajadores y trabajadoras de contratas, como
para millones de ciudadanos que necesitamos y dependemos de estos
servicios públicos para nuestra vida cotidiana, la remunicipalización no
sólo es una consigna de lucha sino una necesidad vital.
Los
servicios públicos prestados directamente por empresas públicas son más
baratos y eficientes, y permiten unas mejores condiciones laborales
para los trabajadores que los desempeñan. Es más barato porque el ahorro
de recursos es evidente, pues se corta el chorro de dinero público que
se embolsa el empresario de turno. Y es más eficiente porque se acaba
con la degradación de la calidad del servicio realizado en la mayoría de
las ocasiones a base de empleo precario y mal pagado. El papel de estas
empresas adjudicatarias, que tan bien conectadas están con la derecha,
es absolutamente parasitario.
Desde
GanemosCCOO consideramos que no se pueden plantear excusas por parte de
los ayuntamientos del cambio para acabar inmediatamente con este fraude
social. No se puede alegar que no hay “margen legal”, pues sabemos
perfectamente que la única manera de revertir los recortes y las
privatizaciones es a través de la movilización contundente, generando
una gran protesta ciudadana que aúne las fuerzas de todos los
trabajadores, tanto de las plantillas afectadas como de los que
recibimos los servicios. Es un sinsentido que ayuntamientos como el de
Madrid, como el de Barcelona, como el de Zaragoza y muchos otros, den la
espalda a esta reivindicación alegando “problemas técnicos” y continúen
entregando estos servicios esenciales a grandes multinacionales como
FCC, OHL, Eulen, Asispa, Clece, Acciona, etc. ¡No es un problema
técnico, sino de voluntad política!
Es
urgente que los ayuntamientos de izquierdas abandonen la moqueta y los
despachos, se basen en la fuerza que les ha aupado a los gobiernos
municipales y emprendan la remunicipalización de todos los servicios
públicos privatizados. Una remunicipalización que debe garantizar todos
sus puestos a los trabajadores y trabajadoras de las plantillas de
contratas, mejorando sus condiciones salariales y laborales. Estas
medidas de justicia social, que fueron la punta de lanza en la pasada
campaña electoral de formaciones como Podemos, Izquierda Unida-UP, o
Barcelona en Comú y muchas candidaturas unitarias de la izquierda, no
pueden ser abandonadas. Es el momento no sólo de cumplir esta parte del
programa, hay que limpiar las empresas municipales de arribistas bien
pagados, muchos de ellos designados a dedo por el PP, que siguen
manejando a su antojo los entresijos de los ayuntamientos.
Si
queremos transparencia en los servicios públicos no bastan las buenas
palabras y los bonitos discursos. Hay que tomar medias ya, claras y
concretas. Remunicipalización sí, y gestión directa de los servicios a
través de la participación democrática en comisiones conjuntas de
usuarios y trabajadores que controlen su calidad y respondan a las
dificultades que vayan surgiendo.
Es
también el momento de que todos los sindicatos de clase, empezando por
CCOO, tomen una postura clara y enérgica a favor de la recuperación de
los servicios públicos, eliminando cualquier impedimento debido a los
intereses espurios de tal o cual federación, de tal o cual aparato. Si
queremos defender las conquistas sociales y nuestros derechos, es
necesario romper con la política fracasada de pactos y connivencia con
la patronal, para organizar e impulsar la movilización conjunta de los
trabajadores de contratas y el resto de la población.
¡La clase trabajadora sólo puede ganar con la recuperación de los servicios públicos!