Ayer la Cabalgata volvió a ser un acto alegre y participativo, con la infancia como protagonista. Y con gestos importantes de sensibilización y sensibles con la diversidad. Aunque los Magos de Oriente volvieron a convertirse en Reyes como dios manda. Metáfora de las sensaciones que cada vez más sentimos tras año y medio de gobierno de Ahora Madrid.
Cierto que se han conseguido importantes avances. Cierto que se ha logrado reducir la deuda mientras se aumentan las partidas sociales. Cierto que hay un obvio cambio de talante. Pero eso también ocurrió con Zapatero. Y como entonces, ya van siendo muchas las decepciones. Y duele especialmente que te engañe tu propia gente. Nos prometieron devolver las instituciones al pueblo y eso no está pasando. Un ayuntamiento es fundamentalmente los servicios públicos que presta, pero siguen privatizados, por lo que la ciudad sigue en manos de las grandes empresas. Votamos por el cambio, pero sin remunicipalización el cambio es imposible. Desde varios ayuntamientos (con Madrid a la cabeza) se alega que no se puede, que existen trabas legales, que hay muchos intereses, que supondría un enfrentamiento con los poderes económicos...¡pero es que de eso se trata, para eso os hemos votado! Además, varios procesos remunicipalizadores en marcha demuestran que claro que se puede (Xixón, Iruña, Arganda, Castelldefels...). Es cuestión de voluntad política.
Doble ración de carbón para Marta Higueras
El Área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo es fundamental para el bienestar de la ciudadanía madrileña. Y es verdad que se han producido mejoras y aumentado significativamente presupuestos. Pero mientras nuestros servicios sociales sigan privatizados la población más vulnerable no recibirá la atención de calidad a que tiene derecho. Y quienes nos dedicamos profesionalmente al sector seguiremos explotados por empresas como CLECE, GRUPO 5, TRAMA o ASISPA, muchas de las cuales ni siquiera aplican el convenio, ¡en vigor desde 2015!
Pero lo que más nos ha dolido ha sido la actuación municipal en relación a los niños de la calle de Hortaleza. El Ayuntamiento de Madrid no puede esconderse detrás de un conflicto de competencias para justificar que ha permitido que durante meses un grupo de niños viviera en un parque. Esta lamentable actuación pone de manifiesto un gran problema: nuestra gente en las instituciones corre un grave peligro de terminar siendo un eslabón más en la cadena de dominación institucional. Lo que era de esperar de representantes de los movimientos sociales y la izquierda transformadora en las instituciones es que se pusieran al frente de la defensa de estos niños (como sí ha hecho la diputada Isabel Serra), denunciando las negligencias de la Comunidad de Madrid con relación a la protección de menores, pero al mismo tiempo actuando y protegiendo de facto a los niños, incumpliendo la ley si hacía falta. Porque el deber de socorro y la defensa de los derechos humanos está por encima de todo. Nada de esto ha pasado.
No hay excusas ante la gravedad de los hechos. La realidad es que tras ser maltratados durante meses en las calles de Madrid, los niños han desaparecido. Y nadie los está buscando. Niños que con 11, 12 o 14 años han dejado su tierra y a su gente, han cruzado el Estrecho, han llegado hasta Madrid, y que tras recibir un brutal rechazo, han emprendido un nuevo viaje, demuestran un coraje, unas ganas de vivir y una acometividad digna de admiración. Sólo un seguidor de Maruhenda puede creer que un niño hace todo esto sólo para drogarse en un parque. Pues es lo que dicen todos los implicados. Para la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid y hasta para los dirigentes del sector de menores de CCOO y UGT, estos niños son unos antisociales que prefieren estar drogándose en el parque que viviendo en los maravillosos centros de menores. Indigna actuación corporativa y amarillista que demuestra lo lejos que puede llegar la degeneración de la burocracia sindical.
Desgraciadamente, Marta Higueras también se ha sumado al coro negacionista y criminalizador . Imperdonable. Como imperdonable es lo que le ha pasado a Salvi. Él sí era de tu competencia, Marta. Un abrazo allá donde estés, compañero. Y que no falten las fotos navideñas con el Padre Ángel, que esto cada vez recuerda más a Plácido.